GRAN FIESTA DE MASCARAS! (minitrama)

Ya todo estaba listo y preparado. Me había puesto mí traje y mi antifaz y había bajado un poco antes para comprobar que todo estaba bien. Las cosas estaban donde deberían estar y algunos de los vampiros de la guardia Vulturi ya estaban por allí. Salude con un gesto de la cabeza a cada uno de ellos y espere. Pocos segundos después hizo su aparición Sulpicia muy seguida de Renata. Salude a Renata con una sonrisa y un gesto con la cabeza como había hecho antes y me acerque hacia Sulpicia-Señora-Dije haciendo una pequeña reverencia.-Estaré cerca por si me necesitáis-Ella ya llevaba a un par de la guardia Vulturi con ella. No era necesario que me uniera a ellos, pero había invitados que no eran de los nuestros así que, estaría atento por si las cosas se ponían feas.

Me volví a colocar en mi posición y espere. Sabía que Renesmee  vendría hoy y ya le había avisado de que debíamos ser discretos, por petición expresa de Aro. Lo que sabía es que me iba a costar horrores serlo y no hacer ningún gesto de felicidad en cuanto la viera. También me preocupaba que iba a una fiesta de vampiros siendo humana. Esperaba que a nadie se le cruzara por la cabeza pensar que Renesmee era su cena. Porque entonces... entonces se las tendrían que ver conmigo y eso no sería ser precisamente discreto.

Rosalie y Renesmee irían en un auto, Alice y Jasper en otro; y finalmente Esme y yo en el nuestro. Todos teníamos un rumbo fijo: La mascarada en Volterra. No iba a ser la primera vez que caminara esos salones; pero aún así era nuevo el motivo.
Habíamos llegado ese mismo día en un avión; rentábamos una lujosa suite con cuatro habitaciones. Estaba en mi habitación junto a mi maravillosa esposa alistándome para la tan esperada fiesta... Me puse mi traje y me coloqué mi máscara; al darme vuelta la vi con su vestido celeste grisáceo y su máscara tan delicada como ella lo es. No hace falta aclarar que se veía espléndida; y yo me sentía orgulloso de que fuera toda mía.
La besé con suavidad -¿Vamos?-, le pregunté entre sus labios.

Envuelta en una nube de pensamientos de lo que sería la gran fiesta en Volterra, me encontraba en el baño de aquella lujosa suite de hotel terminando de alistarme. Rondaba por mi cabeza la insistencia que pusieron las chicas para convencer a Nessie de lo oportuno de usar vestido y mascara, propios de una mascarada, a lo que ella insistía, no estaba acostumbrada; pero lo que realmente atrapaba mi atención era pensar en la incomodidad que pudiera sentir la chica viéndose expuesta ante tal acontecimiento repleto de vampiros. Su costumbre en convivir con vampiros con el paso de los días sentía iba avanzando, no sé si por mero positivismo de mi parte o como un presentimiento de madre, mas muy en el fondo, no me aseguraba que fuese del todo.
Suspire mirándome al espejo -¡Ya Esme!- me advertí a mi misma dejando mis pensamientos de lado, coloque mi mascara, retoque una vez más mi cabello y salí del baño acomodándome aun el vestido; alcé la mirada y allí estaba Carlisle, tan guapo y con su imponente masculinidad de siempre, me acerque a él mientras se volvía a mí y me invadía de emoción el cuerpo entero. No creo pueda ser más obvia, pero he de decir con sinceridad que ese hombre aun me volvía loca, me sentía como una adolescente enamorada, enajenada si era posible. Me tomo en sus brazos y besándome con suavidad, cual príncipe de cuento, me propuso de una vez, marcharnos a la fiesta -¡Si, vamos!- conteste susurrando aun entre sus labios mientras se desvanecía toda preocupación en mi mente; mi esposo tenía la capacidad de procurarme mucha seguridad. Sonreí tomándolo de la mano dirigiéndonos por fin al gran evento.

Caminaba por los corredores del castillo sin rumbo fijo, si mis pies eran inconscientes de adonde se dirigían, mi mente aun lo era más y ambos a su vez, se negaban a ir donde se suponía debía de estar en esos momentos. Aun no comprendía cómo había sido que había accedido a aquella fiesta, de haber sido mortal, fijo hubiera culpado de aquella decisión a que me hubieran drogado o quizás la hubiera tomado en una noche de borrachera. Pero yo no era humano y no podía haber sido ni lo uno ni lo otro, por ello no entendía como accedí al fin a algo tan insensato y peligroso. Podía sentir la presencia de demasiados seres en mi castillo, en mi casa y aquello ciertamente no me agradaba, pues no era fácil así distinguir amigo de enemigo.


Entendía que aquel acontecimiento les vendría bien a muchos de los miembros de mi familia, también, que era una forma de socializar con el resto de clanes vampíricos y que no nos viesen tan distantes. Aun así, y pese a todo sabía que nunca hubiera accedido a algo así, si no hubiera sido por qué me lo había pedido mi propia esposa a la cual le hacía ilusión.

Pasé mis manos por mi rostro y con ellas me acaricié levemente la sien, sin duda alguna aquella iba a ser una velada más larga de lo que desearía, por suerte no era mortal, por que de serlo en esos momentos tendría unas jaquecas horribles. Casi sin ser consciente, me encontraba a unos solos metros del salón donde se celebraría el baile, más me hallaba en uno de los corredores superiores que daban al salón, donde me permitían ver este sin ser visto, aun, no estaba preparado para bajar o mejor dicho, aun no era el momento idóneo, antes deseaba poder seguir observando la situación, más tarde ya habría tiempo de bajar y cumplir con los protocolos pertinentes, pero ahora prefería tan solo ser un espectador, aunque si era cierto que estando cerca la máscara no evitaba el reconocer a los distintos seres, dado que su olor los delataba, pero a la distancia que me encontraba, distinguir un aroma de otro no era tan sencillo y que llevasen la cara tapada resultaba un impedimento, si lo de la fiesta debía de habérmelo pensado mejor, lo de ir con la cara cubierta sin duda también debería de haberle dado una pensadita más, aunque al menos, los miembros de la guardia Vulturi se encontraban abajo mezclados con los invitados y podían distinguirlos por su aroma, aunque de momento aun había pocos invitados.

Aaag, era mi segunda fiesta de máscaras y ya me parecían demasiadas, aunque esta era más distinguida y oficial....eso era peor, no me gustaban las fiestas, mezclarme con otros vampiros y sentir sus olores, sobre todo si no eran de mi agrado. Por mucha máscara que llevasen los reconocería.

Unas horas antes de ir, me arreglé, me puse un traje y una máscara veneciana, acorde con el momento. Me gustaban las máscaras tan elaboradas como las que hacían los venecianos, eran elegantes, distinguidas...claro si sabías donde elegir. Yo prefería las de colores oscuros, dignas de mi personalidad.

Al terminar, me dirigí, tras mi señor Aro y su familia, al lugar donde se celebraba. Pero decidí quedarme en la entrada un poco vigilando quiénes entraban. Uno de los jóvenes guardias, Jace Black, se adelantó y entró antes que yo. Tras unos minutos maldiciendo mentalmente la fiesta y a todos los otros clanes que había, opté por entrar de una vez. Al entrar por la puerta mi mirada dio un repaso a todos los de la sala. Cuando vi a Aro, me adentré un poco más intentando respirar con normalidad- Aargg, que pestazo a Cullen...- pensé observándolos. Los Cullen no es que fueran totalmente unos enemigos, pero no eran de mi agrado, me parecían extraños, cursis, y con demasiado afán de querer sentirse mortales comiendo aquella basura "vegetariana". Los vampiros estamos hechos para beber sangre humana, alimentarnos de lo que no podemos tener. No somos animales, estamos por encima de ellos.
Me acerqué más a Aro, y sin decir nada, me puse detrás de él sin dejar de observar, con cierta rabia a los demás invitados. La señorita Roses aún no había llegado, esa quizás fuera la única razón por la que había venido, aunque por lo visto no tenía intenciones de aparecer...

LLegamos finalmente... mi nariz se convirtió en un carnaval de olores vampíricos; sólo pretendía paz para esa noche. Cuidaría de mi familia igual o más aún de lo que solía hacerlo. Sabía que a más de uno allí presente no le agradaría mi ideología; pero yo tenía mis motivos para pensar como pensaba y sabía lo que hacía. Éramos demonios en cuerpos humanos con espacios vacíos dentro nuestro que alguna vez llenamos de vida... Y a eso me dedicaba yo: a cuidar y a respetar la vida; y aunque yo ya no la tuviera, eso no significaba que destrozaría las ajenas.
Tomé la mano de mi esposa sintiendo sus delicados dedos acariciar los míos; sonreí y admiré lo hermosas que se veían mis hijas... para admirar a mi esposa tendría todas las horas que le seguían a la velada.
Oí el comentario de Nessie acerca de los numerosos ojos rojos y reí levemente "Sí hija, hay unos cuantos, pero déjame decirte que los tuyos no tienen nada que envidiarles.", le susurré paternalmente para luego besar su frente con cariño. Sabía el gran esfuerzo que ella hacía; y eso me reconfortaba bastante.

De pronto me estremecí, relamí los labios y giré para ver a Renata situada a mi lado. Si mi corazón latiera,ahora estaría al borde de un colapso fribilatorio. Como cuando observas una cuenta regresiva, sabiendo que cuando el reloj llegue al cero, algo sucederá. Y eso estaba pasando allí, Alce la mirada al piso superior, allí entre las sombras estaría mirándonos mi amado esposo, demasiado nervioso aún suponía para unirseme.

Te ves realmente hermosa. Dije sonriendole e intentando calmarme a mi misma. Observe a los invitados, los Cullen habían decidido asistir a pesar de mis dudas y eso solo añadía nuevos peligros. Me preguntaba como se estarían sintiendo ellos y que pensarían cuando en un momento comenzase a ser servida la mas exquisita reserva de sangre en finas copas de cristal veneciano.

Luego Jace apareció vistiendo un exquisito traje, lo hacia ver verdaderamente más civilizado. Le sonreí asintiendo a su saludo. Me gustaba como iba aunque dudaba que él estuviese cómodo con aquello. Allí estaban.. mis dos hijos más queridos y por los que más temía aquella noche.

Por fin nos encontrábamos en la fiesta… caminaba junto a mi esposo observando la decoración apropiada de aquel salón; todo me parecía estupendo, tengo que reconocer el buen gusto de los Vulturi , además no hacían fiestas con tal frecuencia así que imagine a eso se debía tanta majestuosidad. La música envolvente daba una cálida y acogedora sensación pero a la misma vez, algo en mí, percibía un poco de tensión en el ambiente muy bien disimulada.
Absorta me mantenía recorriendo la mirada aun por el lugar, cuando una de mis sensaciones favoritas me interrumpe captando totalmente mi atención, Carlisle me tomaba suavemente de la mano y yo correspondiendo a su gesto, acaricie sus dedos con los míos; justo en eso momento  Renesmee se volvió a nosotros y menciono a su padre la cantidad de ojos rojos rondando por el lugar, sonreí con ternura mirando a Carlisle como tranquilizaba y besaba la frente de nuestra querida Nessie, amaba su modo sublime y peculiar de hacerles saber a sus hijos que está con ellos y para ellos en todo momento. Sé que Nessie puede no estar del todo cómoda en aquel evento a pesar de que se tratase de una fiesta, insólitamente para ella, era una fiesta repleta de vampiros y bueno ella es humana, su inquietud era más que lógica, pero mi intuición me suponía que podría haber algo más.
Tratando de relajar la situación, tome a mi esposo del brazo -Amor hay algo de tensión en todo esto a mi parecer, pero es una fiesta y la música esta esplendida ¿me concedería esta pieza señor Cullen?- le pregunte mientras sonreía mirándolo a los ojos.

Habia regresado luego a ver estado afuera cazando, cuando llegue a la casa vi en la entrada una invitacion, me incline para tomarla luego entre a mi casa, al estar adentro tome asiento en el sillon que estaba serca de la chimenea y abri la carta sacando la invitacion que estaba dentro y vi que era de los Vulturi, despues que lei el contenido suspire, pensado en que iba hacer si asistir o no, ya que no habia visto de nuevo a los vulturi desde hace años cuando mataron a mi madre delante de mis hermanas y de mi con el niño que ella habia convertido pero ninguna de las tres sabiamos sobre ese niño hasta que lo vimos arder junto con el cuerpo de nuestra madre, sabia que mis hermanas no iban aceptar en ir, menos carmen, eleazar, no estaba segura si garret iba ir, asi que me fui a mi habitacion para buscar que vestido usar, ya que decia de quebemos usar un vestido largo y una mascara veneciana, busque en mi armario hasta dar con un vestido que compre hace un mes atras, lo saque del armario dejandolo en la cama, hice una pequeña maleta para pode ir a italia.

Ya estando lista, me fui en mi auto hasta el aeropueto, ya habia reservado mi boleto solo faltaba que pasara a retiralo ya que lo hbaia pagado con mi tarjeta, cuando llegue retire mi boleto, registre mi maleta y aborde cuando llaman por mi vuelo, tome asiento en primera clase esperando a llegar. Luego de unas horas de vuelvo, llegue a italia, alquile un auto, conduje hacia un hotel, al llegar me registre, subi a mi habitacion, deje el vestido en la cama con las demas cosas que iba a usar para la fiesta.

Mis dedos jugueteaban nerviosos con el gemelo de la camisa, sabía que de seguir así acabaría rompiendo tanto los puños de la camisa, como los gemelos que los sujetaban, aunque dadas las circunstancias ya era ganancia si el chaqué de corte italiano, que llevaba salía ileso. Dejé al fin el gemelo y me acomodé mejor los puños de la camisa y el chaqué, antes de que fuese demasiado tarde y acabase rompiéndolos, lo cual no me importaría  si no fuese a ser, porque sabía mi esposa se acabaría molestando un poquito con migo.

Mi vista estaba fija en el salón de baile y lo que en él sucedía, aún no había demasiados invitados y aun así, me arecían muchos pues sabía que con la idas y venidas de la gente sería mucho más complicado tenerlo todo controlado y aunque mentalmente intentaba auto convencerme de que no tenía por qué pasar nada de que éramos, suficientes y estábamos lo suficientemente bien organizados para que no ocurriese nada, aun así, la intranquilidad se instalaba en mí. No sabía si era por el hecho de no poder controlarlo todo o todo el que se movía en esos momentos en la ciudad, pero lo cierto era que en esos momentos me sentía sumamente inquieto, vulnerable y con un mal  presentimiento.

Estaba a punto de girar sobre mis talones y desandar el camino andado hasta mis aposentos, sabía era demasiado tarde para anular la fiesta, aparte de que sabía que mi esposa no me lo perdonaría, pero podía eludir asistir excusándome en que había surgido un asunto importante que requería mi presencia, aun así, unos pasos a mis espaldas me hicieron volver a la realidad del momento, pues había estado tan absorto en mis propios pensamientos que no había sido consciente de que algunos miembros de los Cullen habían llegado ya.

Me di la vuelta lentamente sobre mí mismo y fijé mi vista en Patrick, no era del todo extraño que hubiera alguien tras mí en aquellos momentos, lo cierto era que prefería que así fuese. Nunca me había gustado las aglomeraciones, las fiesta y los actos donde se reunían demasiadas personas me hacían sentir inseguro, era como nosotros mismos nos estuviésemos exponiendo innecesariamente y hubiéramos convertido nuestra propia casa en una ratonera. Esbocé una sonrisa efímera e hice una ligera inclinación de cabeza para indicar que mejor se dirigiera a la sala donde se encontraban los demás, que yo me uniría en unos momentos. No es que me apeteciese dejar aquella posición que tan beneficiosa me era pues me permitía controlarlo todo, pero debía seguir ciertos protocolos y lo más óptimo es que en esos momentos me encontrase junto a mi esposa.

Cuando llegué a la sala, me coloqué aquella máscara la cual consideraba innecesaria, pues si en verdad salvaguardara nuestra identidad quizás fuese digna de tener en cuenta, pero nuestros aromas nos delataban a cada uno de nosotros, por lo que las máscaras eran un mero adorno, tal cual como el pañuelo del bolsillo del chaqué. Mi mirada se fijó en Jace y en lo que estaba mirando y no pude más que negar levemente, al final, si seguía disimulando tan “bien” se darían cuenta la mayoría de invitados, aun así, seguí mi camino hasta encontrarme al lado de mi esposa. Apenas me encontré al lado de ella no pude evitar tomarla de la mano en un gesto cariñoso, pues en aquellos momentos no eran sus pensamientos o acciones las que quería ver, si no tan solo buscaba tranquilizarme un poco yo mismo y ella, siempre había tenido dicho don, solo debía de verla, tocarla o aspirar su dulce aroma para que todo me pareciese mucho más simple.

- Que tal esta todo, mi señora? * en aquellos momentos debía de admitir que aunque en apariencia mi atención estaba puesta en la fiesta y lo que en ella había, tan solo tenía interés en mi esposa. Seguramente debía de dejar de preocuparme tanto por todo y empezar a “disfrutar” algo de aquella fiesta, a fin de cuentas estaba llena de miembros de la guardia que ya se encargaban ellos de la seguridad.

La fiesta de mascaras Vulturi, nada más de pensarlo me entran arcadas, no me gustan nada, y encima pensar que igual, la persona que me provoco esta jodida maldición estará aquí y no sabre quien es. Una fiesta llena de personas que no saben nada realmente la una de la otra, que son solo apariencias y yo paso por la puerta grande con una mano detrás de la espalda enfundado en un precioso traje y una mascara que me tapa la cara. Aparentando ser uno más de la cuspide de nobles y ricos cuando siempre he sido de los más pobres y vulgares, pero nadie lo sabe, bueno alguna persona que otra si.
Solo soy uno más, por no añadir que esto es así desde que empecé a comerme la esencia de las personas, de haber seguido siendo humano, esto no sería así y no tendría que soportar esta situación pero como segundo líder de mi clan es menester que venga, más sabiendo aún lo que tiene en mente Dimitri, y es que es deber y decisión mía ayudarlo en esto, más vale que lo sepa agradecer por que sabe perfectamente lo poco que me gustan estas cosas.

El suelo retumba bajo mis pies y yo camino entre la gente visualizando quien está entre los presentes, dimitri aún no ha llegado pero no importa, sigo buscando a la señorita Renata a quien no tardo mucho en encontrar. Me acerco a ella que se encuentra junto a Suplicia , y es que una velada comienza con buenos saludos, puede que no me guste pero la cortesía es una parte muy importante en mi trabajo me guste o no.

-Buenas noches Señoritas...- tomo de la mano a Suplicia, la Lider del clan un la beso caballerosamente- una velada preciosa, un gusto que me haya invitado Sñr. Vulturi- educada mente. Tras ello me voy a  ahora a Renata y tomo de igual modo su mano, realizando el mismo educado proceso- Un gusto verte Renata... estás preciosa esta noche- a ella por nuestra relación me doy el permiso de llamarla por su nombre sea correcto o no- Y como está la dama esta noche?- Ahora erguido hablo con más soltura mientras saco un puro de mi chaqueta y lo prendo sin importar qué. Sé que no es necesario para mi, pero me gusta su sabor.

Habia estado en el hotel esperando que sea la hora oportuna. habia mandado a Vicktor por delante. Todo estaba planeado y fríamente calculado, Tenia que ser preciso y bien ejecutado. Acomodé mi traje y caminé lentamente hacia el salón.
Mire a lo lejos a Viktor acercarse a Sulpicia y Renata. La idea era que el alejara a Renata y le diera mi mensaje. Giré mirando a todos y luego me encaminé a Aro, esta noche, no lee daria la mano.
Hice un gesto con la cabeza y me incliné seductor hacia Sulpicia y Renata auqnue ignoré a la ultima.
Señora debo felicitarla, una fiesta estupenda.. y usted esta estupendamente acorde a ella. Dije guiñándole el ojo. Solo por prudencia, a ella tampoco la toque. Me giré hacia Renata y la salude de forma indiferente luego giré rápidamente hacia Vicktor y poniéndole una mano en el hombro le susurre en el oído.
"cuando saques a bailar a vuestra dama no seas indiscreto". El sabía nuestro código, queria decir que cuando le diera mi mensaje, debería alejarla hacia los laterales para que yo pudiera tomarla.
Mientras tanto miré con voracidad una hermosa vampireza rubia que paso a mi lado frotándose descaradamente. Si esa carnada picaría.
Afortunadamente la fiesta recién empezaba y faltaba mucho para que la diverción estallara.

Poso mi mano en su brazo y lo miro con admiración detrás de mi mascara plateada. Mis ojos rubíes lo miran demostrándole todo mi amor. Aquella noche no seres Aro Vulturi el poderoso Líder y su esposa. Solo seremos una pareja mas mezclándonos entre la muchedumbre.. o la plebe como a veces lo llamaba Marcus a aquellas fiestas. por eso él no participaba en ninguna, en especial después de la muerte de su esposa. pensar en su dolor a veces me ponía triste, simplemente imaginando lo que sería para mi vivir sin mi esposo, sería un sufrimiento inimaginable.

Iba a contestarle cuando vi por el rabillo del ojo observé la entrada de los legendarios Howards. Los hermanos considerados una posible amenaza por Aro se hacían presentes. Suponía que la atención aumentaría durante la noche, mucho más si mis sospechas de la intranquilidad de Renata se confirmaban. Era posible un pacto de tregua? ¿Aún había esperanzas para que aquella noche terminara tan perfectamente como había empezado?

Sonreí al guapo Vicktor Howard y asentí a su saludo no perdiendo la entrada de Dimitri. Su aspecto salvaje y varonil captaba las miradas de todas las damas presentes que suspiraban a sus pies. Hice una mueca volviendo la vista a Renata y luego a Vicktor. -Espero que disfruten de la noche.- Dije en un susurro apretandome al costado de mi esposo.

Visualicé que Aro se había hecho presente finalmente; por lo que besé la frente de mi esposa y le susurré -primero saludemos a los dueños de casa-, le dije cariñosamente y reí de forma leve. Pero la presencia de mi viejo compañero no había sido la única que detecté... dos representantes de los Howard se habían hecho notar... Miré a mi alrededor tratando de tener control sobre mis hijas; respecto a mis muchachos, sabía que si algo se tornaba feo, ellos me apoyarían para proteger a nuestra familia. Porque eso éramos: una familia. Pese a todos los juicios que caían y querían caer sobre nosotros respecto a nuestros ideales, nosotros teníamos la voluntad de permanecer unidos, de que nuestra condición no fuera una condena... si la eternidad era nuestro castigo, el amor iba a ser nuestro premio.
Pero aún así, pretendiendo mantenernos pacíficamente, no éramos tontos... sabía que corríamos una gran riesgo; pero ahí estábamos, para hacerle frente a nuestros ideales. -Bueno, ¿vamos a saludar a los Vulturis?-, pregunté sonriendo levemente.

Analicé todos y cada uno de los pasos de las personas que había allí y también de las que estaban llegando, los Cullen sin duda tan atinados como siempre siendo acompañados por una humana. Una humana que no llegaba a entender que hacia encerrada en una habitación llena de Vampiros, no estaba segura si era una broma pero en ese momento me lo parecía. Llegaron los Howard, cosa que no me sorprendió, de hecho estaba segura de que asistirían al evento por el trato que tenían últimamente con Aro.

Viktor, lo conocía, yo misma le había ayudado, enseñado a lo que había necesitado en un pasado pero ahora le veía tan cambiado, había estado tiempo sin verle, sin estar en su presencia, y se notaba perfectamente que estaba cambiado, que no era el Viktor que yo conocí, aquél indefenso vampiro que alguna vez había estado acompañándome. Dimitri por otro lado desde la ultima vez que lo vi en Italia no había cambiado y dudaba mucho que pudiera cambiar, estaba segura de que el jamas cambiaría. Me mantuve cerca de Sulpicia aunque manteniendo las distancias,donde podía verlo todo, mire a los ojos directamente a Dimitri y Viktor cuando estos comenzaron a hablar con Sulpicia esperando que no tramaran nada intentando ver sus intenciones a través de sus ojos aunque para mi desgracia yo no fuera una lectora de mentes.

Sonreí divertida mirando a Viktor al escuchar sus palabras hacia mi.- Gracias Viktor, Señor Howard.. -. susurre mirando a Dimitri el cual solo se había dirigido hacia Sulpicia aunque lo entendía, tampoco tenia por que saludarme. Suspire algo molesta viendo a todos los que en el momento se encontraban allá, la fiesta no me convencía. Jamás me gustaría. Camine lentamente alejándome del lado de Sulpicia al ver a Aro y me coloque el vestido antes de posicionarme cerca de la entrada disimuladamente pero preparada por si tenia que actuar Mientras seguía los pasos de todos y comenzaba a ver como los Cullen se acercaban a saludar.

Volterra , una ciudad nueva para mí, me habian invitado a una fiesta  en el castillo Vulturi.Mire el sobre y decidi hacer la maleta de lo que me llevaria y cogi mi coche negro como la noche que hacía. Paré en un hotel y  dije- Deme las llaves de una habitación- El hotelero me miro de arriba a abajo y me extendio una llave de una habitacion. Corri escaleras arriba y saque la llave abriendo la puerta de aquella pequeña habitación. Mi pelo caia en cascada y me lo recogi en un moño mientras me maquillaba con sombra de ojos azul oscuro y me ponia la mascara negra con rebordes blancos, tenia puesto ya el vestido negro y los tacones. Camine fuera y empece la caminata hacia el castillo, menos mal que estaba cerca. Entré colocandome la mascara y camine entre los presentes que no conocia a ninguno. Me quede en una esquina apartada mordiendome los labios  y decidí acercarme hasta Aro, sonriendo lentamente- Señores Vulturi, he de decirles que han hecho una fiesta fabulosa-sonrei y dicho esto me dirigi  a mi esquina de nuevo sonriendo, no me gustaba estar sola en las fiestas pero aqui no conocia a nadie ni nada por el estilo.Me aburria como una hostra pero daba igual, caminaba por la sala mirando la belleza del salón , era abrumadora y especial, parecia de pelicula.Todo el mundo estaba o bailando o charlando en una esquina como yo, seria una velada estupenda  o eso creia yo.

Conjunto:

Seguía allí, aguantando el tipo para no abalanzarme sobre aquellos Cullen. Sulpicia y Aro eran siempre amables con nosotros, a pesar de no ser sus hijos, y nos decían que debíamos tener la suficiente clase como para no atacar a un enemigo en lugares como este. Debíamos aguantar, en estos eventos sociales, no solo por nuestra reputación, sino también por los demás, a los que debíamos respetar...Claro que luego en la lucha no respetaría a nadie...

Me fijé en que uno de los nuestros, Jace, echaba sospechosas miraditas a una extraña chica cubierta por mis "queridos amigos" (los Cullen) ¿estarían conspirando contra los Vulturi o quizás...tenían algo entre ellos? Reí mentalmente al pensar eso. Era imposible que un miembro del clan Vulturi, se enamorase de una vegetariana o lo que fuera aquella joven.

Entonces, alguien llamó mi atención. Una mujer ataviada con un vestido negro, con máscara a conjunto, entraba por la puerta del local (Becca D. Rossum). Se acercó a mis señores, y yo que estaba detrás de ellos, pendiente de todo, me fijé en ella. Sus ojos eran rojos, eso estaba bien, una vampira de dieta tradicional, y además parecía bastante hermosa, a pesar de llevar máscara.

Mientras hablaba con Sulpicia y Aro, yo la observaba tímidamente, por desgracia en esto de las "parejas vampíricas" era bastante malo. Desde que me convirtieron no había tenido otra pareja, sólo algún que otro desliz. A pesar de ser vampiro, mi horrible pasado aún me retenía a hacer ciertas cosas...

Mire a los Vulturis lentamente y vi que uno de su guardia ( Patrick Hocker.R) me miraba, fui  directa hacia el. Me chocaba con la gente lenta y pesadamente hasta que llegue a aquel chico y me quede petrificada, solo habia tenido una pareja en la vida, Perseus Mitchel Jackson y me había abandonado ahora, no sabia si queria mas amor o no, pero tenia que probar, llegue a donde estaba  y dije- Hola, te veo algo aburrido-le guiñe un ojo con la mascara negra como la noche, el chico era guapo y tenia cara de ser uno de los vulturis mas buenos en sus habilidades.
No estaba segura si debia hacer una reverencia pero la hice automaticamente ya que mis padres me habian educado asi y dije- Me llamo Becca Devour Rossum pero llameme como quiera-sonrei lentamente pero dulcemente. Mi pasado habia sido doloroso y queria pasarlo con alguien pero en verdad no me atrevia por si me volvia a abandonar.Lo mire con mis ojos rojos dulcemente pero algo servera, una mirada que me caracterizaba demasiado, mi vestido brillaba a las luces de los focos y la musica sonaba mientras la gente bailaba con pasos de baile- ¿Me concede un baile?- le pregunte delicadamente.

Musica: