Llevábamos unos días muy tranquilos por Volterra, lo cual daba un poco de margen para los habitantes del castillo se relajasen. Mas, en mi caso, aquella tranquilidad, siempre me había preocupado, seguramente porque en mi paranoia la tranquilidad, era un periodo de tiempo demasiado largo, lo cual hacía que pensara demasiado. Para evitar el que mi cabeza estuviera dándole vueltas a los mismos temas y batallando consigo misma, siempre solía mantenerme ocupado aunque fuese leyendo. El problema llegaba cuando mi mente se evadía y seguía su propia línea de pensamiento hiciera lo que hiciera.
Di un pequeño suspiro mientras cerraba el libro que tenía en mis manos, el cual hacía rato ya que había dejado de prestarle atención, y lo dejaba sobre mi mesa de despacho, en otro momento ya retomaría la lectura. Me levanté y me puse la capa que colgaba sobre la percha. No tenía pensado salir del castillo, tan solo caminar por este, pero nunca se sabía dónde podían llevarme los pies, por ello prefería salir con la capa. Aunque de salir y no llevar la capa tampoco me suponía ningún problema el pedirle a alguien de la guardia una, pero me gustaba usar la mía y me desagradaba que entraran en mis estancias, aunque fuese por orden mía, para traerme mi capa, por ello, solía tomarla yo mismo, cuando había alguna probabilidad de salir.
El palacio estaba extrañamente vacío, por lo que supuse que los que no estaban en alguna misión, habían decidido salir, después de todo lo cierto es que no eran necesarios en este momento en el catillos, más me gustaba el sentiros en él, me hacía sentir más seguro. Mis pasos me llevaron cerca de la torre norte, donde pude sentir una presencia familiar, por lo que me encaminé hasta quedar frente a ella. Sonreí al verla sentada en el suelo, no podía evitarlo, más a mis ojos, seguía siendo solo una niña, aunque sin duda también fuese una de las arma más valiosas con las que contaba. Pero hay, sentada en el suelo, se veía más como la niña que como el arma, más las apariencias engañaban y yo era muy consciente de ello.
- Que hacéis aquí, pequeña? * murmure ampliando un poco más la sonrisa, consciente de que aquellas sonrisa sinceras eran realmente extraña en mi y las reservaba para un grupo muy limitado de seres. *